Esto de escribir la crónica del finde empieza a ser un hábito. Pero es que hoy, precisamente hoy, aún no soy persona y no puedo pensar por mi misma... sólo me da para recordar y a duras penas!
Qué noche más friki, así en general.
Pero qué divertida, así en particular!
Conste que yo no quería. Yo sólo quería llegar al evento bloguero... pero no pudo ser! Del día no os cuento nada, porque me jor no recordarlo. El caso es que no llegué a Huesca hasta las 22:00h momento en el cual finalizaba el evento. Jooooooooooo
Y nuestros dos (
uno y
dos) envíados especiales sin retransmitir la jugada! Hombre por dios! Yo que no vivía en mi...
Bueno, total que nada más llegar, me faltó tiempo para soltar el portátil y quedamos con
Delcar, pero como ya estaba todo el bacalao vendido, decidimos ir a tomar unas tapitas...
Craso error. Yo no recuerdo las tapas, sólo los berberechos naranjas de la pasión (pasión 0). Pero los vinitos... Esos vinitos que nos echamos mientras empujábamos a los que estaban en la barra esperábamos a nuestro amado Pei y a nuestro no menos amado Hombre Re nos alegraron el espíritu... y así nos fue la noche!
En fin, de ahí al Penta.
Cuando llegamos había más camareros que clientes. A mi ya me parece bien, que no estaba yo para agobios, mira. De esa parte sólo recuerdo con claridad los 2 Bombays que Delcar me obligó a meterme entre pecho y espalda... porque fue ella la que me obligó señor juez, diga lo que diga.
Ah, bueno y entre Bombay y Bombay, como caídas del cielo...
la Maru y Kaktus tía!!!!! Justo cuando hablábamos de ellas, bien, claro está.
Y mira tú por donde, mira que habíamos hecho quinielas... y no eran las que nosotras pensábamos! Total que toda la vida codo con codo, espalda con espalda en el Cubitos y otros antros y ni conocernos. Qué fuerte me parece todo!
En el Penta, ya lo siento chicas, yo estaba en mis mundos... vamos, digiriendo los berberechos, el vino y los bombays como podía. O sea, malamente. No os digo más, que estuve tentada de irme para mi casita.... pero no. Había que resistir!
De ahí, cómo no, al Cubitos. Si es que últimamente somos mono-ruta. Penta-Cubitos, Cubitos-Penta. Parecemos el autobus urbano, pero sólo con dos paradas.
En fin, como decía de allí al Cubitos, con la promesa de
Maru de que vendrían más tarde. Palabrita del niño jesús.
Ya en el Cubitos. Creo que intentamos (o intenté), tengo serias lagunas al respecto, que
HR se quitara la camiseta. Poco éxito, eso sí lo recuerdo. Pero se puso colorado, que es una cosa que me encanta. En fin, otra vez será queridas.
Allí, en medio del bar, con nuestro
320 del alma ocupado por unas forajidas sin pizca de glam... en fin, bailando como posesas
Pei,
Del y yo, que ya no me sentía los pies, ni el resto del cuerpo pa que os voy a engañar. Y mucho playback en
guachi-guachinglis, eso nosotras, que sólo nos sabemos los estribillos y gracias, pero él nonono, en
inglis pitinglis como está mandao. Que siempre ha habido clases.
A esas alturas de la noche yo ya iba de aguas, que una está mayor aunque no lo parezca y mi tripa me dijo
ni uno mais. Y el cuerpo es muy sabio, amigos. En cambio el de Delcar le pedía Barcelós por un tubo, mira tú por dónde...
Nuestro
HR se nos escapó en algún momento de la noche, no sin que
Delcar le tocara el culo, claro está. Que es una tradición
muy cuqui que por lo visto, está intentando implantar. Algo así como ir a tocar el Pilar en Zaragoza, pero más mullidito y más profano.
Bailes guarrones con mi
Pei del alma... tío, eres malo. Sabes que estoy muy mal de lo mío y tú allí, metiendo la pierna en ... Malvado!
Y un tapón de fresa más tarde (que sabía a jarabe pero con sobredosis de azúcar) me fui al baño. A hacer amigos, oye. Y allí estaban
la Maru y
Kaktus. No recuerdo muy bien de qué hablamos, pero sí que me reí un montón! Y también me acuerdo de que tenemos que quedar tía,
Maru, que no se me olvida.
Al final, no se muy bien cómo pero nos dieron las 4 de la mañana! Y claro, como
Delcar trabajaba al día siguiente salíamos ya disparadas para casita. Nos despedimos de nuestras nuevas amiguitas y chica, una cosa que lleva a la otra. Y como a mi no me gusta hablar ni nada... pues que aún me quedé con ellas hasta que nos dieron las luces. Y ya, viendo el percal, a casita que me fui... con un piquito de oro de
mi chico preferido.
El camino tronchante. Hablando de equilibrio y de esquí... y yo con estos muñones!
En fin, eso dió de sí la noche. Seguro que podría contarse con más salero pero, ya perdonaréis, esta es la segunda resaca de mi vida y no estoy acostumbrada a esfuerzos mentales en estas condiciones....