Cada Nochevieja nos superamos a nosotras mismas. No me quiero imaginar lo que toca para el año que viene... Porque, desde luego, este año hemos dejado el listón bien alto. Sí señor.
Como cada año cenamos todas juntas. No todas las que somos pero, al menos, sí todas las que estamos. Aquelarre de glamourosas en la cocina. Esto es España, una cocina y el resto se pimplan la botella de vino a su salud! Alegría alegría!
Pero este año, estaba la cosa de que no... Y 5 minutos antes de la hora a la que habíamos quedado para ir a preparar la cena, montada ya en el tacón y con rímmel en un ojo sí y en otro no recibo una llamada.
- ...
- Que me encuentro muy mal, Gata.
- Oye, que lo inocentes ya han pasado. Que ya valdrá, no? A ver. Qué te pasa?
- Pues eso, que estoy fatal...
- Pero fatal, de qué? De lo tuyo, de lo mío, de lo del otro o de qué?
- Pues fatal y punto.
- Joder, pues sí que estamos bien. Voy para tu casa a ver en qué consiste tanto misterio.
Y ahí que me fui. Misterio misterioso. Con mucha guasa, eso sí. Pero esto no os lo voy a contar yo, porque si lo hago, me linchan. Y eso que gracioso, gracioso... un rato largo! Pero es lo que tiene el secreto de confesión. Que hay que guardarlo.
Bueno, después de aguantar como una campeona la risa por la situación, de intentar convencer a la glam indispuesta de que teníamos que ir a urgencias, sin mucha aceptación por su parte, a casa de la anfitriona que nos fuimos tico lo taco por esas calles de Huesca tan preparadas para el taconeo (Ja!)
Empieza la cuenta atrás. Las 21:00 horas.
Cuando llegamos, el resto estaba con la cerveza en la mano y la sonrisilla puesta. Angelicos! Todo olía de muerte. Risas, cachondeo mil, con el temita de la noche. Pero la cosa no mejoraba, así que al final, la convencimos de la necesidad de ir a urgencias... Y llamamos a un taxi. Con eso nos quedamos, con llamar, porque no nos cogió nadie el teléfono. Serán desgraciaos! Como para tener una urgencia muy urgente! En fin, cosetas de Huesqueta...
Cogimos al vuelo algo de picar para el camino, por si nos daban las uvas, y nunca mejor dicho, en la espera y allí que nos fuimos. Al final tuvimos que coger el coche de la Relinda, que como estaba pedete, se quedó cocinando y bebiendo cervecita con el resto.
Y qué odisea la del coche! Primero nos confundimos de coche. Que ya me veía yo en comisaría, explicando la situación, acusadas de intento de robo! Luego, los critales congelados, que no se veía ni torta. Pero lo más divertido es que el coche no arrancaba... vamos, divertido, divertido. Y qué decíos de conducir un coche sin dirección asistida, con un corsé que se no me dejaba ni respirar y un ataque de risa por la situación surealista que no podía parar! En fin, pa vídeos de primera... Las 22:15 horas.
A mi me molan las salas de espera, siempre hay gente interesante. Bueno, eso y que yo soy muy friki. Y siempre, siempre, vayas a la hora que vayas, hay algún chubi y toda la parentela. Y en nocheviaja no iba a ser menos. Delante teníamos un apá y su hija con dolor de muelas y dentro de la consulta una extraña pareja. Y nosotras ahí, en una sala grande, blanca y sin gente... vestidas de nochevieja, destilando glamour. Para hacernos una foto vamos! El diagnóstico el esperado. Nada grave. Uffff. Las 22:45 horas. Increíble!
Pasamos por la farmacia de guardia. Huesca parecía una ciudad fantasma. No nos cruzamos ni un alma y menos mal, que se nos habían congelado otra vez los cristales del coche y no veía ná de ná! Aparcar en la puerta de casa, un milagro. Cosas así me hacen recuperar la fe. Las 23:10 horas y serenas...
Cuando llegamos, estaba todo preparado para cenar. La sonrisilla de antes era ahora una gran sonrisa... comer no habían comido, pero entre cervecita y vinito habían pasado la espera tan ricamente! Ala, a cenar deprisita! Yo no había mirado el relój, pero aún no habíamos terminado con los entrantes que ya salía Anne y el tío ese que me da morbo anunciando los cuartos! Las 23:55 horas.
La gente bien toma sorbete entre los entrantes y el segundo. Nosotras, que somos más glamourosas, tomamos uvas, qué pasa? Delcar hizo trampas y empezó con los cuartos. Las demás empezaron con la primera campanada, como dios manda. Menos yo, que me despisté con el morboso y empecé en la segunda. Qué estresssssss!!!!!! No se cómo, pero fui capaz de meterme las 12 uvas en la boca antes de que sonara la última campanada. Eso sí, casi me cuesta la vida, que ya me veía yo otra vez en urgencias, esta vez como damnificada por atragantamiento... lo que nos faltaba! Que una cosa es terminar el año en urgencias y otro muy distinto empezarlo con mala pata... y eso sí que no!
Si es que frikis y con glamour hasta el último minuto. Di que sí.