El azar

Odio a los arquitectos. Mucho. Principalmente por dos razones.
1 Envidia cochina
2 Son muy (pero que muy) torpes
Mi vocación frustrada es, desde que tengo uso de razón, vamos desde que terminé la carrera, el diseño. Sí, aquí donde me veis, después de tantos años de carrera, tanto esfuerzo, tanto cálculo infinitesimal y tantos San Pepes, va y tuve una revelación... Me había equivocado de carrera!!!!
Qué trago. Como os lo cuento.
Claro, es que tenía que haber previsto que el azar no era el mejor método para elegir vocación, o sí? Y es que yo siempre he sido un poco rara para todo.
Cuando tuve que elegir entre ciencias y letras, mixtas, puras, putas y demás. Qué hice yo? Pues descarté dos por ambiguas. Nada de ciencias mixtas, y de las letras (mixtas) ni hablemos! En fin, que mixtos no me gustan ni los bocadillos... muy sosos para mi gusto. Hasta allí estaba clara la cosa, no? Pues bien, ya sólo me quedaban dos opciones. A saber, letras puras y ciencias putas. O era al revés?
En fin, que ante tal disyuntiva no sabía qué hacer. Y estuve cavilando, sopesando pros y contras durante mucho tiempo, hasta que me di cuenta de que había un empate técnico. Y ante eso, la vena friki que hay en mi decidió, salomónicamente, que lo más sencillo iba a ser lanzar una moneda al aire y ver qué salía... y salió cara. Como la cara que puso la secretaria del instituto cuando a la hora de matricularme lancé la moneda de 100 pesetas (sí, niñ@s sí, pesetas. Así de mayor es una) delante de su jeta y dije: "Cara. Apúnteme a ciencias. Puras". Así que ciencias, putas.
La elección de la carrera no fue muy diferente, la verdad. Me estaba volviendo loca con tantas opciones: matemáticas, arquitectura, ingenierías... Y yo allí, sin vocación. Qué mal. Pero mira, al final me dije a mi misma: Gata, esto no puede ser tan complicado. Total, qué te puede pasar si te equivocas. Que la cagues para toda la vida? Hombre, pues tampoco es para tanto!
Y no lo fue, la verdad. Saqué de una bolsa con opciones de carreras un papelito que decía... quédate en el insti, que se vive mejor! Pero no le hice caso y saqué otro. Este sí que era una carrera. De fondo. Y ahí que me fui.
Esto de la vocación tardía, la verdad, es una putada. Ya pudiera haber llegado a su hora, como a todo el mundo. Problemas que me hubiese ahorrado.
Aunque, bien mirado, yo nunca he trabajado estrictamente de aquello que estudié en la carrera. En unos trabajos más y en otros menos. Pero bueno, que tampoco me ha marcado tanto, la verdad.
En fin, que no era esto de lo que os quería hablar. Pero os tendrá que valer, porque ya ha salido Casimiro y mi cama me llama.