¿Qué hacía un grupo como aquel en un sitio como ese?

Foto de Kowalski

Este sábado he hecho algo que pensaba que no iba a hacer en la vida, y hubiese sacado los ojos a cualquiera que se hubiese atrevido a insinuar que alguna vez haría algo semejante. Fui a un festival de música electrónica. Yo, que esto de la música electrónica no me parece más que ruidera para partilleros descerebrados. ¿Por qué fuiste pues? Os preguntaréis. Pues porque en dicho festival actuaban los Niños del Brasil, que no sé muy bien que hacían tocando entre tanto fabricante de ruido rompe tímpanos. Yo tengo que decir que no había escuchado demasiado a los Niños y no conocía más que las canciones que conoce todo el mundo. Mis acompañantes sí que eran super fans de dichos trovadores.
Matamos el tiempo hasta la salida a escena de Santi Rex y los suyos de la mejor forma posible, papeando bocatas enormes y pegando saltos al ritmo que marcaba la ruidera mientras los litros de birra pasaban de una mano a otra pero nunca se quedaban en la mía, ya que dicho festival era en Gallur y era yo el que llevaba el coche y soy borracho pero prudente, así que fue una noche abstemia.
Una vez devorados los bocatas nos dirigimos hacia el escenario esquivando los puestecillos de DJ tarados, que contaminaban el ambiente con su selección ¿musical?, que sorprendentemente era bailada por una pandilla de piraos. Al llegar a nuestro destino un grupillo, que se suponía que era de tributo a Depeche Mode, destrozaba las canciones del conjunto británico. Coño, si haces una banda que tribute a otra, por lo menos apréndete las letras, sino de todas, sí de las canciones que vayas a tocar en el concierto. O por lo menos ordénatelas en el atril y no vayas pasando hojas desesperadamente en busca de la estrofa siguiente. Cuando concluyó esta mala caricatura de Depeche Mode saltaron (y no es una metáfora sino que saltaron literalmente) al escenario una muchacha con una peluca colorada y un super gay descalzo. Y no dejaron de pegar botes durante las dos horas que estuvieron pinchando música, sino buena (a mi entender) sí divertida. Por lo menos la primera hora de actuación, después los mozos empezaron a cansarme, ya que no se iban ni dándoles jabón el la espalda. Luego llegó el turno de unos tales Puzzle Cozmico (o algo así), una pesadilla hecha conjunto musical. Aproveché su actuación para alejarme del recinto y dar así un descanso a mis torturados oídos.
Ya, por fin, llegó la hora de la actuación de los Niños (con una hora de retraso, las tres de la mañana venían siendo) Subió al escenario un Santi Rex, que ha cambiado su famoso flequillo rubio por una calvilla, pero que sigue demostrando que le gusta lo que hace y lo mucho que disfruta haciendo música. El concierto estuvo bien, a pesar de que el sonido dejaba mucho que desear y de que el bajista se había tomado unas cuantas copas de más y de repente dejaba de tocar y miraba a su instrumento (al bajo me refiero, no pienses mal Peque) como si fuese la primera vez que tenía uno de esos entre sus manos. Entre los aplausos de los allí presentes y los litros que el público pasaba al bajista que seguía bebiendo en vez de rasgar las cuatro cuerdas de su bajo, el grupo fue presentando sus temas nuevos mezclados con sus canciones más conocidas, esas que todos hemos cantado alguna vez.
Al final aplausos y división de opiniones entre el público, donde todos coincidían en la calidad de la banda pero no todos perdonaron el pasotismo del bajista.
Después, vuelta a Zaragoza y a dormir la mona, la que la tuviese que dormir, que aquí uno iba bien sereno.
Resumiendo, que resultó ser una noche divertida (incluso sin cerveza) y me dio la oportunidad de redescubrir a un gran grupo al que no presté demasiada atención hace veinte años cuando, inmerso en otros gustos musicales, deje pasar de largo.
Y yo sigo pensando....¿qué hacía un grupo como aquel en un sitio como ese?

Niños del Brasil-Nunca se convence del todo a nadie de nada

PD: Kowalski, muchas gracias por cederme la foto que ilustra mi post.