El glamour nace, se hace o se compra en el Super?


miércoles, 12 de marzo de 2008

Aquellos maravillosos viajes




Hace poco me decía un amigo que tenía que comprarse un coche nuevo porque con los tres críos ya no cabían en el que tienen. Y yo me pregunto, y no es mas barato comprarse una caja de condones? Pero bueno ese no es el tema del que quería hablar hoy. En mis tiempos de niño las cosas eran distintas. Recuerdo con gran cariño esos viajes a Salou en el SEAT 132. Los cinco hermanos, mis padres, el perro, las bicis de los cinco, una lavadora pequeña y las maletas con la ropa de todos. Vamos un caos. La baca del coche con una altura de dos metros de las cosas que llevaba, mi hermana en el asiento de delante con mi madre, mis tres hermanos en el asiento de detrás, la lavadora en el hueco que quedaba en el asiento, yo en el suelo con los pies de mis hermanos encima y el perro a mi lado, mi padre conduciendo con una sola mano mientras miraba hacia atrás con la otra en alto y gritaba "¡Os calláis de una vez u os doy una bofetada!". Y por supuesto, todos sin cinturón de seguridad. Vamos, que si nos pillasen hoy así nos quitan los puntos de por vida, no solo a todos los ocupantes, sino a todos los descendientes de estos.
Aquello si que eran viajes y no lo de ahora. Sin aire acondicionado, sin DVD -qué coño DVD, sin radio, que nos pasábamos los viajes cantando "estaba el señor don Gato sentadito en su tejado marramiamiau, miau, miau" - parando cada cien kilómetros porque se calentaba el motor. Dios, eso sí que era viajar y lo que se hace ahora. Como echo de menos aquellos trayectos, aunque que queréis que os diga, prefiero hacerlos con aire acondicionado y sin los pies de mis hermanos por encima. Que uno es muy sentimental pero también muy comodón y es de naturaleza humana el acostumbrarse pronto a lo bueno. Así que dejemos aquellos maravillosos viajes para repetirlos exclusivamente con la memoria y nunca jamás de forma física que uno ya no tiene edad para viajar por los suelos.

7 comentarios:

DelCar dijo...

Muy bueno Dani!!!! Nosotros viajábamos en un Seat 124 blanco, con asientos de terciopelo granate, matrícula de Barcelona, molaba un montón. Eran míticos aquellos viajes a Salou, pero mi memoria es más selectiva y lo crudo del viaje no lo recuerdo, añoro más lo bien que me lo pasaba: los desayunos de enorme tazón de leche con cola-cao en el Bar Oklahoma. La compra en el mercado central, butifarra incluida. La colchoneta que decía "I love Banana". Las peleas de arena. La paella preparada por mi madre en La Pineda, cuando todo eran pinos y no slamers. Las ferias por la noche con su heladito correspondiente. En fin, aquello eran vacaciones...

Pequeña Silvi dijo...

Delcar....I love banana?...no,...no...me abstengo....demasiado fácil y soez hasta para mí!

Os voy a dar envidieta, como siempre ha habido clases, a servidora y a su hermano les llevaban a Oropesa de Mar -que entonces era muchísimo menos hortera- en un Opel Manta, pedazo de deportivo que tenía mi papi y que recuerdo con gran cariño, sin aire acondicionado, pero con radio. Cantando, dormidos....y por supuesto echando hasta la primera papilla (que entonces no andaba muy lejana) nada más tomarme la biodramina y haber circulado unos 50 km. Y allí nos alojábamos en el Hostal Los Pepes, mítico, lleno de alemanes ebrios, pero eso sí, educadísimos, y con una comida estupenda, en primera línea de playa...seguro que en su lugar ahora hay una oficina de Marina D'or, snif, snif

Dani dijo...

Ya está la pija. A Oropesa y en Opel Manta. Y encima con el asiento de atrás para tu hermano y para ti enterito. Si es que siempre ha habido clases.
Sí, mejor no hacer chistes con lo de "I love Banana" que puede resultar muy soez.
Delcar tú siempre tan positiva, recordando sólo lo bueno. Si hubieses tenido que hacer los viajes tan apretada como yo también recordarías algo de lo malo. Pero lo dicho, que tiempos aquellos. Con la cara llena de aftersun y los castillos de arena.

La gata Lola dijo...

Delcar a mi lo que me alucina de tu comentario es que hayas usado el término slamers... muerta matá que me dejas!
Eso sí, lo de I love Banana también tiene tela...

Chicos, pues yo lo que más recuerdo de mis veranos era el pueblo. Que una es muy rural. Las carreras con la bici (y las hostias correspondientes, of course), bañarme en el río, guerras de huevos (os he dicho ya que yo era muy rural?).
Luego ya llegaron las motos, la piscina y los chicos... que también tenía su emoción. Todo hay que decirlo.
Qué tiempos aquellos!

María dijo...

Dani, qué chulo tu artículo...sobre todo porque hace recordar aquellos años y esas riñetas con tus hermanos en el coche...que ahora vemos con añoranza y cariño.
Mis vacaciones de verano eran en agosto, entre el 12 de agosto (después de los sagrados 9 y 10 de agosto, donde nuestros padres nos bestían de joteros para el 10, bien fresquicos, con los moños bien hechos y la albahaca fresca que nunca huele tan bien como ese día...) y finales de agosto. Mis padres siempre han sido más de montaña que de playa y básicamente siempre hemos sido de "camping", allá donde fuéramos... nos plantábamos en un camping, ya en España, ya en el extranjero. Mis padres tenían una carabana y allí íbamos mis hermanos (somos 4), papá y mamá y muchas veces, también la agüela! Sí, no me digáis cómo, pero cabíamos, ya lo creo! El día que partíamos era la gran atracción del barrio porque en la puerta de la calle íbamos colocando todas las bolsas, las bicis, la comida que mi madre compraba con antelación para ahorrarse la correspodiente subida de precios veraniegos... Una vez que mi padre se había desahogado echando pestes...que por qué te llevas esto, que por qué lo otro...que siempre igual... nos subíamos todos a nuestro viejo "land-rover", más divertido que pa qué... a más, pasó que en los últimos tiempos se salió como un hierro en el asiento de atrás, en el medio y... nos echábamos a suertes entre los tatos el fastidioso puesto. Una vez todos colocados en el todo terreno continuaba la aventura; nosotros veraneábamos cerca de las Vilas del Turbón, en Campo, cerca de Benasque. Siempre nos ha gustado la montaña y ya de pequeñines, nuestras vacaciones consistían en subir a Campo, llegar al camping, pasarlo pipa y madrugar para ir a las faldas del Aneto y para hacer infinidad de excursiones... bajar por el río Ésera en gomas de rueda de tractor...
Ahora que en mi familia cada uno va por su lado, recuerdo con mucho cariño esos veraneos, esas riñas con mis hermanos y esas imágenes de todos juntos contemplando las montañas del Pirineo...
M

Dani dijo...

Mari Glamur, que bueno el comentario. Te has explayado pero bien. Veo que tú también has tenido que sufrir las apreturas de los viajes de las familias numerosas de antaño. ¡Y cómo lo pasábamos!

Anónimo dijo...

Yo también era de los que iba al pueblo en vacaciones, bueno y sigo yendo. En mi familia teníamos un seiscientos, era total, apoteósico, me acuerdo de que a mi me encantaba estar de pie todo el viaje entre los 2 asientos y el calor que hacía, buffff...Era "tanta la velocidad" que cogia ese cogía ese coche que un día tuvimos un accidente, jajaja, nos chocamos con un tractor, jajaja...dos pesos pesados en movimiento.Ni un rasguño se hizo ese coche...que tiempos aquellos!!