Contrastes

Cuando uno habla de su barrio, lo entiende como algo cercano, en donde conviven los suyos, en donde la vida es agradable, en donde dar un paseo no conlleva peligro porque todo es conocido. Allí es donde te sientes seguro, donde no crees que el miedo pueda paralizarte. En cuanto cruzas las fronteras imaginarias, sales al exterior y no sabes con que puedes toparte.
Rojo, es un color de fuertes connotaciones: políticas desde luego, de peligro, de amor, de prohibición, etc.
Sin embargo cuando juntas estas dos palabras surge algo increíble: “Barrio Rojo”. Un conjunto de calles con una magia especial y que es difícil de calificar. Expresar con palabras lo que allí se puede ver es arduo complicado, aunque voy a intentarlo.
Primeramente habré de situaros un poco, imaginaros en una ciudad de casitas pequeñas, 2 o 3 plantas, con calles estrechas, con una gran humedad y con canales por doquier. Pensar que raro es el día en el que no llueva y que el Sol es un regalo preciado que muy de vez en cuando disfrutáis. Ahora que ya estáis ubicados, abrís los ojos y a vuestros lados veis casas “extrañas”, se inclinan hacia vosotros (por que cuando se construyeron eran sitios de comercio y para facilitar elevar las cargas hasta la despensa del último piso, la fachada no esta aplomada). Como el subsuelo es arenoso y hay que ahorrar peso, la fachada se compone de grandes ventanales y poco ladrillo.
Avancemos en el tiempo, los marineros acaban de llegar de su viaje de meses o años y se encuentran con las jóvenes muchachas en las calles, les apetece descargar adrenalina y ya en el siglo XV, a un pueblo que vivía del comercio y del trueque, se le “ocurrió” que cobrar por esto, era un “negocio”.
Tanto aumentó el negocio sexual, que hubo de limitarse la zona donde las prostitutas podían ejercer, y fueron tales las leyes que hubieron de implantarse para controlarlo, que aquellas prostitutas que se salían de esa zona tenían que volver al barrio desfilando al son de un flautín y un tambor, en castigo. Varias veces intentaron prohibirla, pero finalmente en el siglo XVII se aprobó la prostitución en la ciudad. La aprobación de estos escaparates donde se exhiben se realizó en 1911.
Así seguimos durante todo el siglo XX, con el boom del turismo y las facilidades del transporte, Amsterdam se convierte en un reclamo. Es algo que en la mayoría de países occidentales no solo esta prohibido, sino que esta mal visto.
Si ha ello sumamos la permisividad de consumo de drogas blandas, el coctel no suena muy bien en muchos oídos.
El actual alcalde de la ciudad ha comenzado un plan por el que se van a reducir los coffe-shops de 400 a 50 y las cabinas del Barrio Rojo se van a cerrar, “trasladándose” a las afueras de la ciudad (por lo pronto el 50% de las licencias no han sido renovadas).
Para el 2012 el proceso debe de haber culminado.
Tiene razón, hace bien, ….así se nos pueden plantear dudas y mas dudas.
Estoy de acuerdo en que las cosas evolucionan y que nada es para siempre, pero estamos hablando de suprimir algo que lleva mas de 5 siglos así, una seña de identidad de una ciudad. Por otro lado, es normal que haya gente que no quiera que al oírse las palabras drogas y putas, se asocie como sinónimo el nombre de su ciudad.
Como en todo hay detractores y seguidores. Yo lo he visto, es precioso, no apruebo la prostitución, aunque respeto a los que viven de ella.
Lo que si que no olvidare es la imagen de niños cogidos de la mano por sus mamas, entrando a la escuela y a los lados casas que las 24 h del día tienen escaparates.
Son los contrastes de una ciudad.

By Pistols.

Gracias!